martes, septiembre 07, 2010

Sinfonía del monólogo en dos partes

Segunda parte
Graciela Flain


Creo en mí. 
Creo en mis formas, en mis caminos. 
En esos que duelen pero que rinden frutos.

Creo en el sendero de la verdad, en el sendero difícil. 

Creo en mi alma, en mis palabras, en mis frases, 
en mis manos y mis brazos y en mis miradas. 

Creo en quién soy y por lo tanto en quién, a pesar de las derrotas, 
no tengo intenciones de dejar de ser. 

Creo en mi sueño, en el magnífico sueño que seguiré construyendo 
hasta que no me queden más fuerzas para creer. 

Creo en mi historia, en mis pasos y en mi experiencia.

Creo en mis ganas de dar y creo en un mundo maravilloso 
que espera recibir mi gota de cariño. 

Creo en la amistad, en los besos, en la lluvia y en las sonrisas. 

Creo en mi esfuerzo por crecer, en mis ganas de crecer. 


Creo en la vida, y en la magia con la que toca todas las cosas.

Creo en el destino y en un futuro de recompensa
 para quienes afrontan el desafío de ser fieles a sí mismos. 

Creo en mí... sobre todo creo en mí. 

Cuando caigo, cuando no tengo fuerzas, 
cuando el viento sopla y mis alas ceden, 
sigo creyendo en aguantar y en volver con todas mis fuerzas
 para continuar y para seguir creyendo 
y seguir caminando, y seguir viviendo.

Creo en los sentimientos que pueden hacer de cada día un sol distinto
 y por supuesto... creo en el amor. 

Y en ese modo indescriptible de estar parada ante la vida. 
En esa manera intrépida de hacer transcurrir el tiempo, 
en esa forma tan peligrosa y a la vez tan excitante 
de tener el corazón siempre abierto. 

Gracias por saber mi credo.


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